Tienda 1G

El proyecto está situado en la ciudad de Guimarães, considerada la cuna de Portugal, y su diseño se inspira en el patrimonio histórico de la misma. Tras estudiar su castillo y sus murallas, los arquitectos crearon un escenario que evoca a aquellos elementos.

Crearon así un paisaje laberíntico de volúmenes construidos con mallas metálicas electrosoldadas, de apariencia incorpórea, rellenados en toda su longitud con granito local para simular muros en ruina y contar la historia -ficticia- de una nueva muralla. 

Estos volúmenes multiplicaron los metros lineales del área de exposición de la tienda y sirven de vitrinas con múltiples configuraciones: expositor de zapatos, de accesorios, de ropa o incluso de montaje para espejos. Al mismo tiempo, su configuración genera una sensación de apertura e inmensidad dentro del espacio.

El mostrador delantero se compone de dos grandes bloques de granito, extraídos directamente de la cantera, que dejan ver los grandes surcos producidos por las palas de las excavadoras. Estos bloques se tallaron manualmente para albergar un compartimento de cristal y acero inoxidable que sirve para exhibir pequeños accesorios.

El techo y las paredes presentan un revestimiento de textura granulada e imperfecta, de tonos oscuros, que cede el protagonismo a los reflejos brillantes de la malla metálica y, al mismo tiempo, controla la acústica del recinto.

Todos los elementos del local, incluso aquellos secundarios, confieren personalidad al espacio y contribuyen a subrayar la escenografía creada. Así, los bancos donde el cliente se prueba los zapatos son bloques de granito macizo, pulido en cuatro de sus caras. Los espejos, por su lado, están integrados en la muralla, adoptando la forma de las almenas de la ciudad. 

Por último, el probador es un compartimento de acero inoxidable cerrado por una llamativa cortina plateada.

El enfoque homogéneo del proyecto consigue crear una atmósfera que sorprende e intriga a los visitantes, y que sirve de receptáculo neutro para exponer y dar valor al producto en venta. De hecho, no es hasta que el producto aparece en escena que la construcción adquiere completo sentido.