Pabellón de verano
Además de ser la primera obra construida por la arquitecta italobrasileña Lina Bo Bardi en San Pablo, y su residencia junto al periodista y coleccionista Pietro Bardi durante casi cincuenta años, la Casa de Vidrio –recientemente devenida Instituto Bardi / Casa de Vidrio– es en sí misma un ícono de la arquitectura moderna latinoamericana, y ha sido escenario tanto de la producción arquitectónica, artística y literaria del matrimonio, como un espacio de encuentro para artistas, intelectuales y políticos de todo el mundo.
Desde 2017, bajo la dirección de la arquitecta mexicana Sol Camacho y el curador Waldick Jatobá, el Instituto renovó su programa de modo de profundizar el trabajo realizado anteriormente y producir una serie de eventos que renueven la propuesta curatorial y abran la casa a nuevos visitantes.
En línea con las premisas de renovación se construyó el Pabellón de Verano, una estructura temporaria diseñada por la arquitecta Sol Camacho junto con su equipo de RADDAR. La estructura, situada en el jardín de la Casa de Vidrio, albergó conciertos, performances, conversaciones con arquitectos, clases de dibujo y gastronomía, talleres, exposiciones y actividades para niños.
La intención de activar otras áreas de la casa mientras se utiliza como un espacio de exhibición, tanto para el archivo Bardi como para distintas muestras organizadas por el Instituto, generó la necesidad de construir un pabellón efímero en el jardín donde poder realizar otras actividades.
Además, el Pabellón de Verano ofreció a los visitantes la oportunidad de pasar más tiempo en el jardín y explorar la naturaleza del lugar. El diseño se inspiró en los dibujos de Lina Bo Bardi para distintas estructuras temporales y otros proyectos de arquitectura, como el restaurante Quati en Salvador de Bahía. Las líneas orgánicas del pabellón surgen de un estudio preciso de los árboles del jardín, el acceso al estudio y la rampa de piedra en donde se apoya, siguiendo las posibilidades que brinda el espacio y evitando interrumpir su vínculo con la casa y la densa vegetación circundante.
Según Camacho, la idea del proyecto de Bo Bardi, que contemplaba que la articulación entre el jardín, la casa y la naturaleza no debía estar subordinada a las decisiones de diseño, también debía reflejarse en la concepción del Pabellón de Verano: “Colocar por primera vez una nueva construcción cercana a la casa fue todo un gran reto. La idea de la plataforma situada por encima de la rampa, además de la gran cantidad de árboles, algunos de los cuales fueron incorporados, fue la respuesta que dimos al lugar. Las líneas curvas que definen la morfología y los bancos surgieron casi inmediatamente al esbozar la idea de una plataforma en voladizo. La forma de ameba se relaciona con los muros bajos y la baranda que Lina diseñó para el jardín. La lógica de los pilares negros mezclándose con los árboles también sigue la idea de vincularse con el paisaje”.
Aunque el Pabellón parece seguir estándares de bajo desarrollo tecnológico, no hubiera sido posible desarrollar su forma sin la utilización de un tablero de madera contralaminada, un material muy utilizado en Europa y Estados Unidos que está empezando a tenerse en cuenta en Brasil. La oportunidad de realizar la construcción con esta tecnología abrió además la posibilidad de considerar nuevos materiales y la perspectiva de incorporarlos al contexto local.
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