Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana

En 2011, Barozzi Veiga ganó el concurso internacional para llevar a cabo el plan maestro de Platform 10, un nuevo distrito artístico situado en el centro de la ciudad de Lausana, Suiza, así como el diseño del Museo de Bellas Artes. El proyecto estableció los lineamientos generales para los tres museos principales: el Museo de Bellas Artes MCB-A, el Museo de Diseño Contemporáneo y Artes aplicadas MUDAC y el Museo de Fotografía Musée de l’Elysée.

En términos de estrategia urbana, se implementó un nuevo vacío estructurante y una nueva plaza pública, en torno de la cual gravitan los museos. El vacío se extiende a lo largo de todo el sitio e integra los edificios desde una perspectiva urbana y, al articularse con la plaza de la estación de trenes existente, los instala en continuidad con el espacio público de la ciudad. La arquitectura se convierte así en el marco de la vida cívica, en el contenedor de la nueva plaza pública.

El emplazamiento, ubicado en las inmediaciones de la estación central de trenes, estaba mayormente ocupado por el antiguo vestíbulo de la terminal del siglo XIX, y por algunos edificios industriales.

El nuevo Museo de Bellas Artes está ubicado en el extremo sur del sitio, como un volumen monolítico longitudinal paralelo a las vías férreas. Al igual que la estación, define un espacio urbano y lo protege de las interferencias de los trenes. Al apropiarse de esta condición, el Museo de Bellas Artes, el más grande de los tres proyectos, conserva la memoria del lugar, de la antigua naturaleza industrial del sitio a través de formas pragmáticas, una geometría rigurosa y líneas duras y nítidas.

La necesidad de crear un vacío urbano derivó en la demolición de un sector del vestíbulo de la estación. Sin embargo, la preservación de la memoria del sitio se logra mediante la conservación de fragmentos. El proyecto mantiene una parte del vestíbulo original y lo convierte en una pieza central. A través de una intervención clásica, el nuevo edificio del MCBA actúa como telón de fondo que enfatiza la presencia de la antigua ventana en arco como fragmento y protagonista principal del edificio desde las vías férreas.

En conjunto, el edificio es relativamente hermético y cuenta con una fachada cerrada e introvertida, de cara a las vías en el extremo sur, que protege las colecciones del museo. Por su parte, en el lado norte, la fachada es más abierta y permeable, y la exposición a la luz se minimiza por medio de una fachada de láminas verticales profundas entre las cuales se abren grandes ventanales. El diseño de las láminas impide que la iluminación directa penetre en las zonas del edificio más sensibles a la luz. Sobre la plaza, el ritmo de las persianas verticales quiebra la densidad del monolito y revela las aberturas. Por la noche, las persianas sirven como un lienzo que difunde la luz proveniente del museo y transforman la fachada en la plaza.

El museo está dividido en tres pisos, conectados por medio del vacío continuo del vestíbulo que organiza la circulación. La planta baja se desarrolló como una extensión de la plaza pública, que alberga los principales programas sociales: el vestíbulo de acceso, la librería, el restaurante, el auditorio y una galería temporal destinada a la exhibición de arte contemporáneo.

Una vez adentro del vestíbulo, el fragmento conservado revela su pleno papel de componente estructurante del nuevo MCBA. En este punto el arco tallado resuena con el espacio de doble altura del vestíbulo y lo vincula con el panorama de las vías del tren. Además, estructura el programa, organiza la circulación principal de los pisos superiores y separa las exposiciones permanentes de las temporales.

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La complejidad del programa se resuelve de manera simple y sintética a partir de la ubicación de los cinco núcleos, que a la vez sirven de elementos estructurales constructivos y encierran la forma del edificio.

La galería permanente del sector este está separada de la galería temporal del sector oeste, y pueden visitarse conjuntamente o en paralelo gracias a las circulaciones verticales independientes que permitirán realizar tanto grandes exposiciones como reunir colecciones específicas.

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La conexión con la exposición permanente está concebida como un espacio social y para eventos, a partir de una escalera que funciona como auditorio para pequeñas conferencias o inauguraciones.

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El último piso está bañado por luz natural, que proviene de una serie de lucernarios trapezoidales modulares orientados al norte, que propagan la luz y brindan condiciones lumínicas óptimas para la contemplación artística. Además cuentan con un sistema interno de persianas que permite tener un control estricto de la cantidad de luz que ingresa a los ambientes.

La idea rectora del diseño urbano de la plaza consistió en crear un espacio público exterior que establezca un diálogo con los museos. La plaza, al igual que los edificios, integra fragmentos del pasado industrial del sitio, las vías férreas y la rotonda. Además, para reforzar su lugar en el continuo del espacio público con el entorno de la estación, se plantarán árboles de gran altura.

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