Ana García Ricci, Ignacio Fleurquin y Lucía Ardissone conversan con Florencia Medina
Ana García Ricci, Ignacio Fleurquin y Lucía Ardissone fundaron Bulla en 2009, tras finalizar la Licenciatura en Planificación y Diseño del Paisaje en la Universidad de Buenos Aires. Dentro de una disciplina que internacionalmente se resignifica a diario, Bulla forma parte de un conjunto de actores que indagan sobre el rol del paisaje en el ámbito local a través de su hacer cotidiano.
Florencia Medina: Me gustaría preguntarles sobre el proyecto del parque del Centro de Exposiciones ¿Cómo se gestó la propuesta arquitectónica y la de paisajismo? ¿Cómo fue la inclusión de Bulla dentro del equipo de trabajo?
Lucía Ardissone: El proyecto surge de un Concurso Nacional de Anteproyectos al que nos invitó a participar el arquitecto Edgardo Minond. A nosotros nos tocó trabajar sobre el parque en la cubierta y a su equipo en el edificio.
Ana García Ricci: El concurso trabaja sobre una gran manzana, que va desde el Museo de Arquitectura hasta la terraza de Canal 7, un parque público continuo. Nuestro aporte como profesionales del paisaje era salir de lo objetual de la arquitectura, de lo más puntual, y entender el enclave de esas piezas en la ciudad; cómo funcionan y qué conectan.
Ignacio Fleurquin: Empezamos a pensar el parque integrado a la ciudad por esta gran manzana, y a partir de eso profundizamos sobre la idea de que el paisaje puede ser concebido como el urbanismo. El lugar donde está ubicado el edificio funciona como un centro de transferencia, entonces pensamos de qué manera los colectivos podían empezar a pasar por debajo del parque y conectar en vertical y en horizontal. Pensamos en la posibilidad de abrir Callao como una posible conexión con el Barrio 31 y posteriormente con el río, el puerto y Recoleta.
FM: ¿Cuáles fueron los desafíos técnicos para este parque elevado en cuanto a su resolución?
AGR: Quizá la problemática más específica era construir un parque sobre una losa que debía cargar tierra y tener un sustrato suficiente para tener vida. Después de que ganamos el concurso, tuvimos que trabajar mucho para lograr tener los cuarenta centímetros de tierra necesarios y poder generar un parche ecológico de gran superficie.
LA: La cubierta también presentaba un desafío estructural, ya que debajo de ella existe una sala plenaria de gran magnitud que requería que no existan columnas, exigiendo un esfuerzo extra a la losa. Eso es algo que fue modificando mucho el proyecto del parque durante todo el proceso.
IF: Ese fue el primer parque público que hicimos, con lo cual supuso un desafío desde el punto de vista del material vegetal. La primera propuesta que teníamos era básicamente una cubierta de especies espontáneas, como un tercer paisaje, que para el espacio público de Buenos Aires y para nuestra cultura implicaba que hubiera un parque con aspecto de abandono. El otro desafío era entender cómo funciona el espacio público con la vegetación, cómo convivir con el mantenimiento, con el vandalismo y demás temas.
AGR: Existe un catálogo de especies del Gobierno de la Ciudad que suelen ser las que se utilizan en los espacios públicos. Especies rústicas, pero que funcionan bien y son sus caballitos de batalla. En este caso la propuesta era hacer otra cosa: producir estas plantas, ya que suele ser difícil encontrarlas comercialmente en grandes cantidades.
FM: ¿Esa conversación se mantenía con un equipo de paisaje dentro del Gobierno de la Ciudad (GCBA)?
LA: No, nosotros estábamos en la oficina de obra como asesores de paisaje, junto a la gente del GCBA, la empresa constructora y el estudio de Edgardo Minond. Tuvimos que pelear un poco para que las cosas se hicieran tal como queríamos.
AGR: Fue un desafío plantear una vegetación distinta a la habitual y poder comunicar eso. Cuando se observan otro tipo de plantas, es importante que la gente que visite el parque entienda que las especies son nativas, que hay un montón de biodiversidad, que está lleno de mariposas y picaflores gracias a la vegetación. Con el tiempo el parque se pone cada vez más lindo, las cosas se van asentando y se genera cierto arraigo… y la verdad es que, pasamos el primer invierno, que eso también era como…
IF: ¡…un momento de temor! (risas)
AGR: Claro, pensamos que iban a sacar todo y a poner agapantos. ¡Pero sobrevivió! Así que, de ahora en adelante, creemos que todo va a ser para mejor.
IF: Cuando uno plantea un nuevo sistema vegetal que cambia la idea del arbusto, la planta floral y la manera en que quiero destacarla, cambia también la técnica con la que uno hace la jardinería. Estamos en ese cambio, en el paradigma de entender que hay lugares que no requieren mantenimiento y otros que sí.
FM: ¿Cómo planificaron el sistema de riego para el parque?
LA: Fue algo complejo, ya que no estamos sobre suelo natural, donde el riego se piensa distinto. Es muy difícil plantear estas problemáticas dentro de los 25 o 30 centímetros que nos quedaron, pero el sistema de riego que tiene el parque es el más eficiente que se pudo colocar.
FM: Con respecto a la apropiación del parque por parte de la gente ¿tienen algún tipo de seguimiento? ¿saben cómo se está produciendo?
IF: Parte de los objetivos que planteamos y que vamos constatando es que se genera una apropiación debido a la interacción con la naturaleza. Cuando vamos al parque vemos familias que recorren el lugar y cuentan la cantidad de mariposas, o mucha gente con cámaras registrando la fauna. Esa nueva apropiación hacia la naturaleza como una especie de parche ecológico, genera esta conciencia de cuidado.
AGR: Otra cosa linda con respecto a la vegetación y al material que usamos, es que el parque tiene momentos bastante distintos. Es un lugar que si vas en primavera es de determinada manera, en invierno hay otras especies que se ponen más lindas y otras se ponen más feas. Tiene su propia dinámica y eso es algo muy bueno.
IF: Ahora, a partir de la mirada más clásica del paisajismo, ir en invierno podría ser algo decepcionante, como que “se te murió el parque”. Para nosotros eso es parte de la dinámica natural.
AGR: Incluso dentro del catálogo de especies que utilizamos, hay algunas que se ponen lindas en invierno. Esto permite que, cuando todo está un poco más decaído, haya especies que se destaquen. En primavera está lleno de plantas florecidas y de cosas lindas para ver, creemos que también está bueno entender esa dinámica propia de nuestra vegetación natural, generar un poco de identidad sobre lo que somos, el verde, nuestro lugar, nuestras plantas.
LA: Los senderos fueron pensados de modo educativo a partir de la biodiversidad que estamos implementando. Senderos capaces de explicar qué es un parche ecológico dentro de la ciudad y explicar que estas son nuestras especies. Para nosotros este parque enseña, y ya es posible observar que la gente va a sacar fotos y está descubriéndolo.
IF: Hay algo ecológicamente interesante en entender que este parque empieza a tener relación con otros parches o baldíos, o con otras reservas naturales que están en la ciudad. Este parque trabaja, en términos biológicos, intercambiando con la Reserva Costanera Sur. Hay animales que vienen de allá y se posan acá, dejan los huevos, transportan semillas, anidan o son una crisálida de una mariposa.
FM: ¿Hay alguna manera de registrar eso o es una dinámica que excede posibles estudios?
AGR: Lo podés mapear, se podría hacer. De hecho, en cualquier reserva se cuantifica la cantidad de especies que se ven, la cantidad de nidos.
FM: Porque también es una manera de medir cierta efectividad, o de entender en qué medida un parque puede generar un impacto positivo y visibilizar la necesidad que existe de este tipo de intervenciones en el resto de la ciudad.
IF: Es un fenómeno bastante nuevo y hoy la gente está trabajando en tener una ecología urbana, está empezando a medir eso para cuantificarlo. Nosotros podríamos medir la calidad de la naturaleza que hay en la ciudad y por ende la calidad de vida. En ecología medimos y cuantificamos estas cantidades utilizando un concepto similar al de bienes y servicios. El bien podría ser el parque, que es un tipo de ecosistema particular determinado por estas especies, y el servicio podrían ser todos los fenómenos que suceden para el hombre: el avistaje de aves, la reducción de la temperatura en la ciudad, la isla de calor, una gran serie de beneficios.
FM: ¿Ven este parque como una posibilidad de apertura del estudio para generar proyectos de esta escala en otros concursos? ¿Qué puertas les abrió esta intervención y cómo ven eso a nivel urbano de cara al futuro?
IF: Después de este concurso cambiamos la modalidad de trabajo, ya no participamos más como colaboradores o asesores, sino como autores. Para eso empezamos a asociarnos con estudios que entendieran que el paisaje puede estar en la mesa de diálogo desde el minuto cero. El segundo cambio tiene que ver con que este proyecto nace un poco antes, en una muestra llamada Baldío[1], y tenía que ver con una exploración de los terrenos baldíos de la ciudad desde el punto de vista ecológico. A partir de eso aparece una línea de investigación sobre un nuevo material vegetal que podría ser espontáneo, con un poco de mantenimiento, o podría ser diseñado tomando nuevas comunidades vegetales, generando el impacto que nosotros quisiéramos.
AGR: Nosotros somos Licenciados en Planificación y Diseño del Paisaje de la UBA, y ya hace más de un año que participamos de un colectivo de profesionales con quienes estamos asociados. Una de las cosas que hemos conseguido es que nos dejen participar como autores en los concursos de espacio público. Era medio raro que uno estudie esta carrera donde trabajás para la ciudad, pensando en grandes piezas y parques, y cuando había concursos de este tipo nosotros solo podíamos ser asesores o parte de un equipo, pero no autores; hoy por suerte eso cambió. No somos más los que llaman al final para elegir qué árbol plantar, sino que nos sentamos todos juntos con una hoja en blanco a pensar cómo se construye el espacio público.
FM: ¿Están trabajando actualmente en algún otro concurso de esta escala? ¿Qué alianzas generaron?
LA: Generamos una nueva alianza con el estudio MONOBLOCK, con quienes presentamos los últimos concursos, y en los que también, siempre sumamos a gente de otras disciplinas con miradas distintas.
FM: ¿El agua es otro de los temas que han explorado recientemente?
IF: Si,tiene que ver con entender y volver a repensar el paisaje. Cuando uno revisa las obras de Thays, él hacía todas estas operaciones, experimentaba con material vegetal. Todo el arbolado que hoy está en flor en Buenos Aires fue porque él lo trajo luego de un viaje, lo probó y lo plantó. Vegetación proveniente del Chaco y Paraguay. Nuestras experimentaciones con el material vegetal son similares, pero aggiornadas a los tiempos de hoy.
LA: Entendimos cuál es el relieve originario, qué pasa con la hidrografía y estamos empezando a desenmascarar dónde está implantada la ciudad y por qué funciona así. El paisaje tiene una dinámica que uno debería entender en primer lugar para luego proyectar en consecuencia.
AGR: Es un cambio de paradigma. Debemos entender que hay más oportunidades de las que podemos llegar a registrar, y que proyectar donde hay un arroyo quizá es un punto a favor para el proyecto. En el caso del concurso del Tiro Federal[2], generamos un parque de infraestructura que a su vez mitigaba las posibles inundaciones en la zona y traía a la mesa el tema de los arroyos y de cómo manejar el agua en la ciudad. Se trata de entender dónde estás parado para detectar cuáles son los elementos que podés utilizar como herramientas de proyecto.
FM: ¿Cuáles fueron las repercusiones de traer esos temas a la mesa en ese concurso y por qué creen que no resultó una propuesta ganadora? ¿Qué críticas y devoluciones recibieron?
IF: Cuando arrancamos esta nueva etapa de concursos asociados a MONOBLOCK apareció toda una nueva agenda de temas. Surgieron muchos fenómenos que no estaban presentes en los concursos, que todavía no se abordaban y que para nosotros debían ser analizados. La propuesta para el Tiro Federal generaba una infraestructura nueva para la ciudad, que resolvía múltiples condiciones y problemáticas. Pero, claro, implicaba desentubar un río en Buenos Aires, que es una ciudad que tuvo cultura de entubar o contaminar sus ríos. El caso del Ecoparque Interactivo[3] continua la tradición del Centro de Exposiciones de producir una nueva idea de naturaleza, no algo estático, sino una ecológica que funcione en red con otras naturalezas. El último concurso, en el que logramos un tercer premio para el Parque de la Ciudad[4], es ya directamente una máquina de agua que produce un anillo biológico en una zona ambientalmente degradada.
AGR: Yo cada vez me convenzo más de que estamos en el camino correcto, sobre todo cuando nosotros y los que participamos quedamos conformes con lo que entregamos, o cuando recibimos buenos comentarios de colegas. Después, la cuestión de quién gana y quién pierde, es más compleja. Hay un montón de factores propios y ajenos involucrados.
FM: Me interesa saber si esas propuestas, a las que se mantienen fieles, generan la conciencia y el impacto que ustedes buscan a través de ellas, más allá de que resulten o no elegidas.
LA: La propuesta para el Tiro Federal fue muy disruptiva. De todos modos, nos sorprendió muchísimo que para el concurso del Parque de la Ciudad –y creo que tiene un poco que ver con este colectivo con el que estamos trabajando– de un total de cuarenta proyectos, la mitad abordaba el tema. Eso es una diferencia enorme, y nos pone contentos.
IF: El proyecto del Tiro Federal generó repercusiones, y eso es lo más lindo que puede pasar. Generalmente sentimos que el comitente tiene miedo de abordar esos proyectos. No hay experiencia, por ejemplo, de abrir un río en Buenos Aires, y los ingenieros que trabajan en el Gobierno tienden a entubarlos o alivianar las inundaciones, entonces son todos fenómenos que para nuestra cultura todavía no están habilitados.
AGR: Todo nuestro trabajo para el concurso del Tiro Federal, no fue simplemente una ocurrencia pasajera. Trabajamos con un ingeniero hidráulico que se sumó al equipo, a quien le planteamos el proyecto, lo analizamos, trabajamos sobre la cota de inundación de los últimos cien años, en intervalos por décadas. No es que estamos hablando de algo que creemos que es más utópico que real, era totalmente posible. No es simplemente un deseo de diez locos que quieren inundarlo todo.
FM: Para finalizar, me gustaría preguntarles sobre su visita reciente a Montevideo y sus experiencias fuera de Buenos Aires ¿Qué vínculos van tejiendo con la práctica?
IF: Tenemos muy buenos amigos que siempre nos invitan a sumarnos a alguna aventura y la verdad que está muy bueno eso. Nos ayuda a entender las dos ciudades y el vínculo que tienen con el paisaje.
AGR: Y más allá del exterior, también intentamos vincularnos con mucha gente de distintos lugares del país. Hay un tejido nacional que trasciende la ciudad de Buenos Aires y que genera paisajes distintos con muchas oportunidades. Tratamos de generar estos espacios y vincularnos constantemente.
IF: Nos interesa la idea de poder trabajar cada vez más interdisciplinariamente. El Escape[5] es un semillero que un día nos permite escuchar a un biólogo hablando sobre un animal, y al otro a un gestor ambiental que maneja una reserva. Esa multiplicidad de pensar conjuntamente los proyectos produce esta familia de nuevos fenómenos. Nosotros estamos en un límite, en una bisagra que nos permite hablar con arquitectos, urbanistas y desarrolladores, y también con biólogos, geógrafos y ecólogos. Esas posibilidades abren nuevos caminos.
AGR: Todo es parte de la construcción de una disciplina en la que estamos trabajando desde hace ocho años y que localmente es bastante nueva. Al principio teníamos que explicar todo el tiempo qué hacíamos, qué habíamos estudiado, qué plus podíamos darle a un proyecto. Con el tiempo la profesión se va consolidando, nosotros y un montón de colegas, cada uno en su rol, vamos haciendo camino. Creemos que es una profesión que está afianzándose y siendo cada día más comprendida.
[1] Baldío, Muestra #3 Galería Monoambiente, septiembre de 2012.
[2] Concurso Nacional de Ideas Urbanas Parque de la Innovación, Buenos Aires, 2016. Junto a MONOBLOCK y Polo Jaimes.
[3] Concurso Internacional de Ideas Ecoparque Interactivo, Buenos Aires, 2016. Junto a MONBLOCK y Martín Capeluto.
[4] Concurso Nacional de Anteproyectos Parque de la Ciudad, Buenos Aires, 2017. Junto a MONOBLOCK.
[5] Escape es un ciclo de charlas informales desarrolladas en Bulla, donde los participantes reflexionan e investigan sobre el paisaje y la vida en la ciudad.
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