Edificio Suipacha
El proyecto, situado en el barrio de Pichincha, está ubicado en el primer anillo perimetral contiguo al centro de la ciudad de Rosario. El sitio cuenta con una larga historia vinculada a la vida nocturna y el ocio, que deviene de su cercanía con la Estación Rosario Central de la histórica empresa Ferrocarriles Argentinos (FA). Con el paso del tiempo, este carácter fue menguando y dio lugar a un barrio de clase media rosarina, de casas bajas y escasa circulación.
En la última década, a raíz del crecimiento del rubro de la construcción a nivel nacional y de la búsqueda de nuevas centralidades, el barrio se transformó gradualmente en un foco de atracción de nuevas inversiones, relacionadas a la construcción y la gastronomía. En la actualidad, la identidad de Pichincha presenta una sinergia entre las diferentes actividades, que resultan en una marcada diversidad social y cultural.
El encargo de este proyecto consiste en un edificio de departamentos de planta baja y cuatro pisos, sobre un lote en esquina de 110 m2, de planta casi cuadrada. Uno de los principales requerimientos era aprovechar al máximo el uso del suelo y de las alturas permitidas según el Código Urbano y Reglamento de Edificación.
El análisis de mercado realizado por los desarrolladores arrojaba un programa potencial de seis unidades, con tres tipos de configuraciones: loft, un dormitorio y dos dormitorios, que se traducía en un edificio conformado por dos niveles de unidades pequeñas y dos niveles de unidades grandes.
Cada unidad es singular, lo que se contrapone con la típica repetición y estratificación de niveles, propia de la mayoría de los edificios de propiedad horizontal de Rosario. Para cada piso, se plantearon una serie de encastres a partir de la implementación de unidades en dúplex para los departamentos de mayor superficie.
Además de alterar la distribución habitual de dormitorios arriba y áreas sociales abajo, el sistema permite disponer las unidades de manera cruzada, optimizando el aprovechamiento de la condición de esquina del edificio. De esta manera, cada planta se abre hacia una orientación y calle diferente, logrando una sensación de mayor amplitud espacial.
Por otra parte, la expresión morfológica que caracteriza al conjunto está configurada por una diversidad de llenos y vacíos que responden a los locales que ocupan el interior. El tamaño de apertura elegida para cada tipo de uso, y la variación en su disposición exterior se ve exacerbada en las fachadas, lo que da una sensación de aparente desorden.
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