Casa intermedia

El criterio de diseño del proyecto, así como su nombre, nacen de un minucioso estudio de las construcciones vernáculas locales realizado por los arquitectos. A raíz del mismo, definieron que el espacio a priorizar en la casa era el “intermedio”, aquel que se encuentra entre lo público y lo privado, abocado a recibir y compartir.

La tierra sin cocción, en formato de ladrillos prensados manualmente, fue el material elegido para construir este espacio, donde se diluyen los límites entre interior y exterior.

La cubierta abovedada de la vivienda descansa sobre los muros que configuran el perímetro del terreno, los cuales, a su vez, son muebles.

La flexibilidad funcional de la vivienda se ajusta a la condición permutable de los modos de habitar, donde los usuarios se convierten en arquitectos de esas transformaciones.

En el centro del terreno existía un árbol de mango. Este se conservó, cobrando protagonismo y actuando como intermediario entre los dos bloques que componen el proyecto.

Estos bloques se separan físicamente, pero se conectan visualmente, desde el muro filtro del frente hasta el muro lindero del fondo.

El espacio construido, que se transforma mediante filtros, puertas y persianas, responde al existenzminimum bajo una perspectiva local, subtropical.

Así, los criterios proyectuales y su correspondiente materialización, reflejan el intento, exitoso, de encontrar la síntesis entre el proyecto y su construcción.

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