Cabane 7L
Situada en uno de los puntos más altos de la Ciudad Eterna y dentro del Festival des Cabanes, el cual reúne seis instalaciones diferentes para transformar los jardines de la Academia Francesa en un laboratorio de experimentación arquitectónica, Cabane 7L se presenta como un observatorio que media entre el horizonte y los jardines de la Villa Medici. En estos jardines renacentistas, el proyecto ofrece la oportunidad de ascender hasta el nivel de las copas de los árboles que rodean estos históricos jardines, descubriendo así una vista panorámica única. Construido principalmente con madera de abeto, el proyecto sirve como una plataforma de diálogo entre la arquitectura, el paisaje, el arte y el diseño.
El origen conceptual del proyecto nace de comprender el contexto topográfico e histórico donde se ubica. En el siglo XVI, en las afueras de la antigua Roma, Ferdinando I de Medici transformó la residencia del cardenal Ricci, en la colina del Pincio, en una villa renacentista conocida por su arquitectura y jardines. Desde el establecimiento de la Academia de Francia a principios del siglo XIX, generaciones de romanos han sido testigos de la evolución de los jardines de la academia, que dibujan su icónica silueta de pinos.
La estructura consta de seis pórticos de madera que sostienen dos plataformas: una a nivel del suelo y otra a siete metros de altura. La primera da la bienvenida a los visitantes y alberga eventos públicos, mientras que la segunda funciona como mirador.
Cuenta con una mesa de picnic, mecedoras y bancos que permiten a los visitantes disfrutar de un descanso en el caluroso verano romano. Una escalera lineal, construida con CLT, arriostra la estructura diagonalmente, replicando el mismo número de escalones que la histórica escalera helicoidal dentro del palacio. La estructura culmina en una cubierta con forma de V que protege al observatorio del sol y la lluvia, proporcionando sombra y recibiendo la brisa que corre sobre la colina.
El proyecto está diseñado para ser ensamblado y desensamblado. Todas las vigas fueron procesadas industrialmente en España y ensambladas in situ a través de colas de milano, evitando la necesidad de alternativas más complejas y contaminantes como los herrajes de acero. A su vez, garantiza la resistencia al viento sin cimentaciones, instalando 16 bolsas de almacenamiento de agua de 260 litros debajo de la plataforma.